Mi experiencia personal


 

Yo he sido desorganizado desde pequeño.En la Universidad perdí un examen por equivocarme de hora (luego me tocó repetirlo… ¡en septiembre, claro!). Pierdo papeles, me olvido de los cumpleaños y de citas importantes, me doy cuenta de que la exposición que quería ver ha pasado hace dos días, me dejo las cosas en las clases, entrego a última hora mi declaración de la renta… ¡soy un caos¡ ¿quién no me ha visto alguna vez abriendo alguna clase para recoger mi abrigo, o la bufanda, o incluso mi cartera?

 

Y eso que dicen que tengo buena memoria… Y yo digo que a veces eso es malísimo, porque por muy buena que sea, no es perfecta, y además la mía tiene la mala costumbre de archivar lo que quiere y perder o traspapelar lo que le parece.

 

Y hay otro problema: me interesan muchas cosas, y eso está muy bien, porque uno disfruta de muchas más experiencias y conocimientos, pero también quiere decir que siempre tengo mil cosas por hacer, que se añaden a mis obligaciones habituales.

 

Me contaron la historia de un profesor que hizo a sus alumnos dos preguntas. La primera parece fácil de contestar: “¿quien se porta mejor en clase, un niño que escucha al profesor o uno que está jugando?”. Todo el mundo respondería, evidentemente, que el primero.

 

Pero después preguntó: “¿quién se porta mejor en el recreo, un niño que está jugando al fútbol o uno que está aprovechando para estudiar?” y a lo mejor, seguramente pensando en lo que entendemos por “portarse bien”, diríamos que el que estudia.

 

Respuesta equivocada. Un niño que estudia en el recreo no hace lo que debe hacer en ese momento, que es disfrutar y jugar. Puede ser que esté castigado, vale, pero lo normal es que si está estudiando en el recreo, es porque no tuvo tiempo de estudiarlo todo en casa.

 

El secreto para ser más productivo es hacer en cada momento lo más rentable. No es ir dos veces a comprar porque has olvidado algo la primera vez. No es hacer dos veces un examen porque no tuviste tiempo para estudiar la primera vez. No es hacer algo que te apetece en el momento, y dejar para luego otra cosa más importante.

 

Mi método, hasta ahora, era confiar en la memoria (problema) y utilizar herramientas poco adecuadas (una agenda que usaba poco y mal, algún cuaderno…). Consecuencia: ineficacia, olvidos y problemas por todas partes.

 

Cuando empecé a trabajar como profesor (y además estudiaba un doctorado) me dí cuenta de que me hacía falta “de verdad” un sistema de organización eficiente, y empecé a buscar por Internet; finalmente, encontré un blog que explicaba el método, el GTD (Getting Things Done).

 

Gracias a este método me puedo dejar aún la cartera en clase, pero es muy difícil que me olvide del examen de francés de 4º eso que he puesto para el próximo viernes, de lo que entra, de llamar a un padre de mi tutoría, de poner las notas a tiempo, de prepararme mis clases… Con este método he conseguido tener bajo control las miles de cosas que debo hacer cada día, y que NADIE va a hacer por mí, y me gustaría que TÚ pudieras aprovecharlo y tener un método que ya me gustaría a mí haber tenido cuando estaba en el Instituto, pues me hubiera ahorrado muchos disgustos y mucho tiempo para poder disfrutarlo a mi antojo.