Buenos dias,
Cuando hace dos o tres semanas Don David Charfolé me pidió que diera unos buenos días con la cuaresma como fondo, la verdad es que no sabía muy bien ni qué hacer, ni qué decir, porque hablar del cambio interior que se da en la cuaresma y que nos prepara para tener tiempos felices después no es nada fácil, y hete aquí que iba yo en el metro camino de mi casa cavilando sobre estas cuestiones cuando de pronto, la gente que atestaba el vagón me empotró -literalmente- contra la puerta del mismo y de repente me encontré de bruces frente a uno de esos carteles del Metro de Madrid que nos animan a leer, concretamente una simpática poesía que no leía desde que era pequeño... a lo mejor la conocéis, es un mundo al revés, de María Elena Walsh, os leo algunas estrofas, porque es muy divertida:
Me dijeron que en el Reino del Revés
nada el pájaro y vuela el pez,
que los gatos no hacen miau y dicen “yes”,
porque estudian mucho inglés.
Me dijeron que en el Reino del Revés
nadie baila con los pies,
que un ladrón es vigilante y otro es juez,
y que dos y dos son tres.
Me dijeron que en el Reino del Revés
hay un perro pequinés
que se cae para arriba y una vez
no pudo bajar después.
Me dijeron que en el Reino del Revés
un señor llamado Andrés
tiene 1.530 chimpancés
que si miras no los ves.
Me dijeron que en el Reino del Revés
una araña y un ciempiés
van montados al palacio del Marqués
en caballos de ajedrez.
Vamos a ver cómo es
el Reino del Revés.
Y de repente, algo increíble: fue empezar a leer y al mismo tiempo idear estos buenos días, todo en uno. En efecto, al ir leyendo empecé a imaginar cómo sería el mundo que nos rodea, nuestro colegio, si cambiara de repente, si se operase ese gran cambio interior que después se ve desde el exterior. Y de pronto me salió este poemilla, muy torpe y pobretón, sobre el mundo que me gustaría que fuera y que por desgracia muchas veces no es, y que os leo a continuación; espero que os guste...
En mi mundo al revés
las cosas son tal y como las ves.
No hay ni trampa ni cartón,
solo escuadra y cartabón,
papel, boli e ilusión
En mi mundo del reves
hay un enorme colegio
cerca de Cuatro Caminos.
Y los chicos del colegio
les importan tres cominos
lo que de ellos se diga
en todo el barrio de Estrecho.
En mi mundo del revés
La gente aprende con ganas
¡y se bailan sevillanas!
Sobra la sabiduría
¡Gusta hasta la poesía!
La gente no se resfria
y se habla mucho inglés
En mi mundo al revés
no hay suspensos,
ni siquiera aprobados,
solo buenos resultados,
no hay vagos redomados.
Se estudia con alegria,
se celebra con sangria,
y lo que sobra es interés.
Las matemáticas son faciles,
en gimnasia..¡todos graciles!
Con latín y biología,
se desayuna cada día.
El francés está chupado
y el inglés ¡dominado!
En este mundo tan raro
la gente lo tiene claro:
si estudio y me lo curro,
si trabajo como un burro,
dejaré de ser cazurro.
Y si hago lo mandado,
de aquí salgo...¡titulado!.
¡Qué mundo tan increíble
este colegio de Estrecho!
Chicos hechos y derechos,
que trabajan con provecho
y resultados visibles.
En este mundo al revés
la amistad es muy importante.
Mis compañeros, garantes
de que estemos bien a gusto,
de evitar todo lo injusto
y que nos llevemos bien.
Nuestros chicos son bien raros...
Altos, guapos, bien plantados,
todos hipereducados.
¡Siempre van recién planchados!
Son tan majos y aseados
que uno se queda pasmado.
¡Nos los quitan de las manos!
¡qué, te gusta?
¿de verdad que no te asusta?
Pues entonces ven conmigo, acompañame,
y vamos a ver cómo es esto del mundo al revés...
Y así pues, después de esto, sólo deciros que espero que algún dia le deis la vuelta al mundo que vemos a menudo y que me dejéis ver, aunque sea a lo lejos, este mundo del revés con el que sueño.
Buenos días nos de Dios.